Ser un héroe. Con estas llamativas palabras a modo de epígrafe la firma californiana Gopro ha creado una notable industria hasta hace poco inexistente, la de las denominadas “Action Cams”. Controlando el 20% en el mercado americano y el 30% a nivel mundial.
Mi primer contacto con los productos de la marca y con este tipo de cámaras fue en julio de 2010 y por aquél entonces poco, o muy poco sabía acerca de este tipo de cámaras. Aún era su primera versión del modelo.
Me llamaron para grabar unas imágenes subacuáticas del Boreas en Palamós, para una productora que estaba produciendo una serie de clips, algunos relacionados con el buceo, en la Costa Brava. Después de las presentaciones, empezaron a grabar el material de tierra, y como suele pasarnos a los que nos dedicamos a la imagen en lo primero que me fijé fue con que tipo de cámara filmaban las escenas terrestres. Sin sorpresas. Al finalizar la introducción del clip y estando ya en la embarcación preparando el material listos para salir hacia el destino de buceo, me encontraba mirando, buscando por los rincones del barco la cámara con la que iban a rodar las imágenes subacuáticas, ya que previamente me habían comentado que ellos también grabarían las suyas. Craso error el mío. Buscaba un sistema de filmación parecido en forma y tamaño a mi equipo de vídeo subacuático, con 20 kilos de peso y dos focos externos. Finalmente mis ojos se posaron en uno de los componentes de la productora, sentado en la proa de la embarcación estaba enroscando algo al extremo de un palo. Me acerqué a él con cara de extrañeza que se tornó en estupefacción cuando me dijo que “eso” era la cámara que iban a utilizar para filmar bajo el agua. De hecho, llevaban dos.
He de reconocer que me mostré muy escéptico respecto a la calidad de grabación que podría llegar a tener este tipo de dispositivos sin luz artificial, sin capacidad de balance de blancos y a -30 metros de profundidad, por no hablar de lo insignificante que era al lado de mi equipo. David contra Goliat, pensé…
Una vez iniciada la inmersión, empecé a filmar el pecio y a los dos buceadores que hacían de cicerones subacuáticos del futuro espectador, tomando las imágenes de contexto además de las necesarias para poder montar la pieza con suficientes planos tanto del barco hundido, como de la pareja de buceadores. Pero mi mente pese a estar concentrada en la captación de las imágenes seguía barruntando acerca de la calidad de las imágenes que captarían las dos Gopro.
Al finalizar el rodaje, entregué el material y nos despedimos, acordando que me avisarían cuando se emitiera por televisión el clip. Los siguientes días los pase buscando por internet información relacionada con la cámara.
Cuando finalmente el programa se emitió y me adjuntaron el link del clip que ya estaba en internet, he de decir que no me sorprendió demasiado la calidad: imágenes borrosas, faltas de color, dominancia de los verdes, temblores en las tomas, etc. Pensé que para la filmación amateur era un sistema adecuado, incluso en superficie podría servir como imagen de refuerzo y colocada en algún lugar extraño a la hora de usarla en una producción profesional, pero poco más, y por descontado un desastre de proporciones bíblicas en lo que se refiere a imagen subacuática profesional, más aún a profundidad.
Los años fueron pasando, mi equipo de grabación subacuática se quedó obsoleto, y Gopro fue evolucionando hasta su último modelo: Gopro3. Los errores de calidad producidos en las versiones anteriores, se habían subsanado, las imágenes eran nítidas, la calidad de la cámara y la óptica había mejorado de forma consistente y el sistema de compresión cambiado. Tres balances de blancos predefinidos (en su opción Black) y la posibilidad de obtener material en RAW para un retoque de color fácil y prácticamente profesional con una aplicación propia de Gopro, el Cineform.
Hoy en día, la Gopro3 se ha convertido en uno de mis equipos de filmación subacuática para algunos de mis trabajos dónde no es necesario ni tanto peso, ni una calidad cinematográfica en las imágenes. Cierto es que con adaptaciones y elementos extra, como iluminación externa, un grip subacuático, pantalla de LCD y filtros de color se aleja de la configuración inicial de la misma cámara; pero con esas ayudas y tan sólo tres años más tarde, estas cámaras ha desbancado a mi antiguo sistema de filmación profesional subacuático en muchos de sus aspectos. De hecho, hoy en día ¿quien no conoce este tipo de cámaras? Han pasado cerca de tres años desde mi primer contacto con estas cámaras. Recuerdo incluso que en clase, los alumnos, muchos de ellos no las conocían. Pasado este cortísimo intervalo de tiempo su uso se ha masificado y hasta podemos verlas en documentales televisivos como cámaras de apoyo y para conseguir otra tipología de planos mucho más dinámicos e interesantes.
Y es que si bien no os sentiréis como héroes al estar con una “Action Cam” en vuestras manos, si se os abrirán un mundo de posibilidades audiovisuales que os harán venir ganas de descubrir vuestros límites y los de la cámara en infinidad de situaciones y a un precio más que asequible.
Alex del Olmo